Todo se acelera, todo se acelera, todo se acelera, todo se acelera, todo se acelera, todo se acelera, todo se acelera, todo se acelera.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Durante un segundo.

Tras una relación de un año y medio, con sus momentos buenos y malos, puedes llegar a darte cuenta de lo que tu cuerpo es capaz de soportar, y también de las carencias que has tenido y cuales son los ingredientes que necesitas para volver a intentar ser feliz. 

Lo he pasado realmente mal. He sobrellevado carencias y problemas que a la larga me han herido, a pesar de que, realmente, no tengan culpable. Las personas son como son, somos como somos, y dentro de las personas buenas, simplemente se es compatible o no, siendo esta la única discrepancia capaz de hacer daño de manera inintencionada. Posterior a todo esto, llega ese momento en el que tu cuerpo se colapsa y no puede soportarlo más, el cual se desgarra y deja una herida difícil de sanar, que en el mejor de los casos, se transformará en una delicada cicatriz, pero aún necesito tiempo para que esto suceda...

Sin embargo, cuando aparece ante tus ojos una persona, capaz de hacerte sentir que podría llenar ese hueco vacío, sin ni siquiera tocar la herida aún abierta, es una alegría inesperada, una ilusión muy bonita que te ayuda a seguir adelante, porque ves que muchas de esas carencias que tenías, podrían no existir, es una nueva oportunidad de ser feliz, de volver a ilusionarte, de no perder la esperanza...

Lo chocante de lo que cuento, es que ni tan siquiera la conozco. Sólo se que existe y que en algún momento de su vida, yo también existí para ella. Sólo se que es cuestión de tiempo que alguna vez pase por su lado. Y aunque aparentemente no pase nada, yo se que mi corazón latirá en sincronía con el suyo... aunque sólo sea durante un breve segundo.